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Cómics para hablar 3


En la pedagogía del lenguaje oral en niños y niñas con discapacidad auditiva o niños y niñas con graves trastornos de la integración del lenguaje, es preciso una estimulación insistente y controlada para que ciertos aspectos del lenguaje sean percibidos claramente, aprendidos e integrados al lenguaje espontáneo. Para ello se suelen realizar ejercicios formales de lenguaje oral, donde se intenta proporcionar a los niños una serie de modelos y ejemplos, usando con frecuencia, cuando es posible, el apoyo del lenguaje escrito. Sin embargo, el peligro frecuente de estos ejercicios formales es que caigan en la artificialidad de los ejemplos, la arbitrariedad de las situaciones y la monotonía del método, lo que suele frenar el uso natural en situación vivida de lo que el niño o la niña aprende a decir en clase. Siendo para estos casos necesaria y complementaria a la estimulación funcional (a veces llamada «natural», se refiere al uso del lenguaje en situaciones comunicativas reales), la estimulación formal debe intentar evitar estos defectos: allí reside el «arte» del logopeda o del profesor especializado que debe saber cómo mantener siempre una estrecha relación entre lo que se aprende y lo que se vive, entre el ejercicio de lenguaje y la conversación, entre la clase y el entorno (familiar y escolar) que rodea a su alumno. Dentro de los contenidos lingüísticos de la pedagogía del lenguaje, una de las dificultades principales reside en aquellas estructuras sintácticas «de superficie», características de cada idioma, que no se pueden aprender «lógicamente» y que los niños y niñas corrientes adquieren a través de la imitación del lenguaje adulto. El discapacitado auditivo no puede contar mucho con la imitación más o menos pasiva y suele construir su lenguaje en función de procesos lógicos que no se corresponden con las reglas del idioma. El niño o niña disfásico tiene una especial dificultad en integrar esos elementos y uno de los principales síntomas de su trastorno es justamente un grado más o menos importante de agramatismo. La situación de lenguaje privilegiada en estos dibujos es fundamentalmente la del diálogo, pero a veces se juega con el contraste entre el enunciado dialogado y el enunciado descriptivo. En reeducación logopédica, el diálogo se trabaja provocándolo a través de una serie de situaciones que estimulen las distintas formas en las que puede desarrollarse (llamada, demanda, petición de información, entrega de información, explicación, narración, descripción, comentario y debate). Las estructuras básicas (que no son sólo lingüísticas) necesarias a cada situación se aprenderán a través de vivencias reales o dramatizadas; es por allí donde debe empezarse. Pero, como lo hemos señalado antes, los niños y niñas con discapacidad auditiva y muchos disfásicos necesitan después de un entrenamiento específico para traducir esas estructuras en modelos correctos y completos del idioma que están aprendiendo. El «cómic» constituye una forma bastante directa de representar una situación viva de diálogo o de enunciación; el estilo gráfico que se ha elegido para estos cuadernos, diferente del que se ha usado para otros materiales, como el loto fonético, es un estilo que los niños y niñas conocen bien y, por su carácter dinámico y expresivo, suele favorecer la producción espontánea de enunciados que podemos luego ampliar o corregir en función del nivel de aprendizaje en que se sitúa el niño o la niña y de los objetivos que tiene previstos el logopeda.
Dirección general del libro, del Cómic y de la lectura, Ministerio de Cultura