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El bandolerismo español


La literatura y el cine nos presentan al bandolero como un héroe gallardo, generoso, un buen ladrón que roba a los ricos para dárselo a los pobres. Un revolucionario de patilla espesa, calzón ajustado, trabuco al hombro y puñal oculto. Azote de Sierra Morena y Ronda, cabalga valiente a lomos de un caballo con albarda. Pero la historia nos cuenta otra versión: que el bandolero, sanguinario o no, generoso o no, tenía más de oportunísta que de reformador, por muy azarosa que su vida pudiera ser --que lo era, como veremos dentro--. Para muchos no es más que un salteador de caminos, un ladrón que no persigue la justicia, sino llenar su bolsa. A través de estas páginas recorreremos la historia de España de los siglos XVIII y XIX, sabremos qué factores económicos, políticos y demográficos propiciaron el auge de la delincuencia, comprobaremos que el bandolerismo también fue catalán, castellano, aragonés, valenciano... (y no solo andaluz). Y, por supuesto, conoceremos las partidas más famosas y a sus cabecillas, como Diego Corriente, el Tragabuches, Los Siete Niños de Écija (que ni eran niños, ni siete, ni de Écija), el Barbudo, el Tempranillo (empezó pronto a delinquir), Luis Candelas, Juan de Serrallonga, el Boquica ("el escupitajo del infierno")... y también a sus perseguidores, miembros de las distintas fuerzas del orden creadas para eliminarlos y que serían el origen de la Guardia Civil.
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