Feran S.A. Especialistas en distribución desde 1957

Renata y catalina. dos ranas iguales.


ARGUMENTO: Renata y Catalina son dos ranas iguales, ¿o no? La cuestión es que Catalina, muy pesimista, cuando se levanta todo lo ve negro: sus ojos saltones, sus larguísimas patas… Entonces siempre llega Renata, feliz, sonriente, ¿qué importan sus ojos?, ¿qué importan sus patas?: el día, es precioso, hay que disfrutarlo. Renata sale y se encuentra con todos sus vecinos, los saluda y ayuda a quien le hace falta. Lleva al lento caracol sobre sus espaldas para que llegue antes a visitar a su madre, que está enferma. ¡Qué suerte tener unas patas tan largas!… Ayuda al topo miope a buscar a su hijo, por suerte Renata tiene buena vista. Siempre, cuando pasa junto al anciano sapo, se sienta con él a escuchar su charla. Ayuda a la pata a distraer a los patitos, juega con ellos un rato en el agua. Todos le agradecen su ayuda con emocionadas palabras y ella siempre les dice que no tiene importancia. Pero el día es muy largo y Renata tiene tiempo libre que aprovecha bien, canta, baila y hace gimnasia, también disfruta del silencio y le gusta estar sola. El prado, los árboles, todo le sonríe y disfruta mirando, las nubes y las estrellas. Hay miles de sonrisas en miles de sitios pero hay que buscarlas… De vuelta a la charca, a todos saluda alegremente y les da las buenas noches, y todos comentan «¡Qué amable es Renata! ¡Siempre está contenta!». Allí está Catalina, que sigue pensando que es fea, feísima. Renata le dice: «Olvida tus ojos, olvida tus patas, mira en el lago pero sin fijarte en ti, mira más abajo, mucho más abajo. Catalina descubre cien sombras de árboles y rayos de luna. «¡Qué maravilloso!», grita entusiasmada. Renata suspira, lo ha conseguido, ahora Catalina disfruta por fin. ORIENTACIÓN: Con esta historia, los pequeños lectores aprenderán que una misma realidad no es percibida igual por todas las personas y que tampoco la vida se vive igual según el prisma que se elija. Este es un cuento sobre la aceptación de las características propias, la alegría de vivir, la importancia de la ayuda a los demás y la ayuda que recibimos de otros, la amistad y la superación de situaciones que pueden ocasionarnos tristeza. A base de optimismo y espíritu solidario, sin renunciar por ello a una vida interior que nos hace reflexionar críticamente sobre nuestro entorno, se puede lograr una felicidad mayor que si nos enfrentarnos a la vida con el peso de nuestras limitaciones con un espíritu pesimista y derrotista. La autora, en definitiva, enseña a sus lectores un modo de vida quizás a imitar basado en compartir nuestro tiempo y nuestro talento en beneficio también de los otros, renunciando al egoísmo que supone estar pensando siempre en uno mismo. ENTORNO NATURAL/VALORES: AUTORA: Concha López Narváez nació en Sevilla, donde estudió Filosofía y Letras. Se licenció en Historia de América y después de dedicarse durante algunos años a la enseñanza, en la actualidad escribe libros para niños y niñas, y para jóvenes. Muchos son los premios que ha recibido esta autora en reconocimiento a su labor en el campo de la literatura infantil y juvenil –entre ellos, el Premio Lazarillo (1984) y el Premio CCEI (1987). ILUSTRADOR: Rafael Salmerón, hijo de la autora y de Carmelo Salmerón, nació en Madrid en 1972, donde cursó estudios de Arte y Diseño. Desde 1993 se dedica a la ilustración de libros infantiles y juveniles, y también trabaja en el diseño de carteles publicitarios. Además, desde 2001, también ocupa buena parte de su tiempo en escribir historias que después ilustra. A partir de 6 años.
Dirección general del libro, del Cómic y de la lectura, Ministerio de Cultura