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Un momento de ternura y de piedad


ASESINAR CON TERNURA NO ES IMPOSIBLE

Un descubrimiento original y rompedor sobre el amor y la familia que devorarás en lo que dura una merienda

«De momento, mi novela femenina favorita del año. Y la más inesperada».
Pedro Almodóvar

«Humor, inteligencia, brillantez y desparpajo. Es divertidísima: léanla».
Mónica Ojeda

La asesina más tierna de la historia bebe leche con chocolate y toma galletas. Lo hace para no atragantarse con la madre que le ha tocado tener, una diva suicida en potencia. Después de muchas idas y venidas a hospitales la ha ingresado en una clínica psiquiátrica que paga con su peculiar trabajo: matar a abuelas, siempre por encargo de sus hijos varones. Pero todo cambia cuando se enamora de una de ellas.

En un equilibrio perfecto y original que mezcla el humor negro, la dulzura, el suspense y el drama, Un momento de ternura y de piedad es droga sin cortar para los corazones delicados.

La crítica ha dicho:
«Sorprende la originalidad de la escritura, sus diálogos llenos de humor negro, y que entre esa negritud destaque una muy especial y apasionada historia de amor. [...] De momento, mi novela femenina favorita del año. Y la más inesperada».
Pedro Almodóvar

«Irene Cuevas escribe con inteligencia, sensibilidad y humor, es decir, con absoluta brillantez. Sabe muy bien cuál es la gran disyuntiva de nuestras vidas: salvar o matar a nuestras madres. Es divertidísima: léanla».
Mónica Ojeda

«Qué atrevimiento esta novela, qué fuerte. Un fanfic tiernísimo de escritoras que me hace morderme las uñas».
Aida González Rossi

«Cruda y bella a partes iguales. Irene nos desvela, con absoluta rotundidad, hasta qué lugares es capaz de llegar el ser humano cuando el deseo, los anhelos, la salud mental, la vida, la muerte, los cuidados y el amor lo trastocan todo. Es una novela valiente, tierna y feroz que sirve como homenaje a grandes escritoras y se te queda en la garganta, agarrada fuerte, mucho después de haber terminado de leerla».
Alejandra Parejo

«Irene Cuevas no te va a soltar de la mano ni te va a tapar los ojos. Mira, dice a cada instante, y señala el principio y el final de las cosas. Madre y sepultura. El amor sin aliento. La piedad como motor de cualquier perdón o cualquier crimen. También el de enamorarse. No podrás escaparte. No querrás».
Isabel González